sábado, abril 10, 2010

la casa

Abrí la puerta y allí lo encontré. Estaba demacrado, harapiento y sin asear. Me miró fijamente a los ojos, con el miedo incrustado en ellos, de vivir asustado desde hacía tiempo, y, tomándome las manos entre sus manos huesudas y frías, me dijo:

-En cuanto puedas sal de esta casa... yo viví aquí hace 10 años, cuando era como tú, joven, sano y con algún futuro cierto. Y mírame ahora. Créeme, fue esta casa. Te acabará rompiendo por dentro hasta acabar contigo. Yo creí haber escapado a tiempo, y mírame, así que huye ahora, antes de que sea tarde.

Lógicamente, tras varias excusas cerré la puerta, y no le di ninguna importancia a las palabras de aquel pobre hombre, de aquel loco.

Hace diez años de aquello y, hoy, he vuelto a aquella casa, y he timbrado varias veces. No me han contestado, pero sé que dentro hay alguien. Alguien a quien tengo que avisar antes de que sea demasiado tarde. Para que huya, para que abandone ese barco antes de que le hunda, y se vea como yo, demacrado, harapiento y sin asear, con las manos frías y huesudas, y el miedo alojado en mis ojos desde hace años.

1 comentario:

anne dijo...

awww me gusta, que huya ahora que puede es un poco dificl no? aun viendo la realidad no nos gusta creer que algunas cosas no nos hacen ningun bien

saluos