miércoles, junio 29, 2005

los dioses de sí mismos (versión 1.99)

Hay dioses inconsistentes, con pies de barro, otros sin embargo, eternos pero sin cimientos, desde su cielo. Nosotros eramos dioses con ruedas en los pies...cualquier golpe de viento podría tumbarnos, o lanzarnos disparados hacia nuestro objetivo...pero, cual era ese objetivo?

Quedábamos cada tarde donde siempre, para hacer casi lo de siempre, nos acostumbramos a no usar las aceras para que las ruedas nos durasen un poco más (esos pequeños tesoros que comprábamos con propinas ahorradas a base de tardes y tardes quemando las viejas ruedas). Muchas veces era divertido ser el más rápido, o el que más alto o más lejos saltaba, o el que se atrevía a bajar aquella cuesta, o el que saltaba las escaleras del corte inglés sin asustarle que un coche pudiera pasar y llevárselo en el trayecto de frenada...daba igual que fueramos dioses aún creciendo bajo la sombra más alargada de lo deseado de sus progenitores, dioses castigados por llegar tarde, dioses, al fin y al cabo, con ruedas en los pies, sentados en el parque, y una lata de cerveza caliente en la mano, jugando a hacer sus propias reglas...pequeños y endebles, vulnerables dioses de sí mismos...pero dioses, al fin y al cabo.

play: "malo muchacho", mucho muchacho

1 comentario:

M dijo...

Bueno, yo asociaría todo eso a jugar en un charco de más de 10 cm. de profundidad con tus botas catiuscas... así sí que eras el dios de los mares...

Un saludo.
M.