Marta se encontraba sentada en aquella mesa, la de siempre, en el Hawaii. Marta estaba empapada por la lluvia que caía al otro lado del cristal. Después de todo, era otoño. Marta se quedó mirando a Héctor cuando éste se sentó, y la tomó las manos. Aquellas manos frías, que quedaron quedas bajo las de él. Marta estaba callada ante su té, y Héctor la miraba mientras excusaba su retraso. Intentando arreglarlo, Héctor quiso rozar sus labios con los de ella, pero los labios de Marta se volvieron, y Héctor, un poco desconcertado, miró los cuadros de la pared.
Héctor aún no veía que Marta intentaba decirle adiós en su silencio. Marta temía mirarle a los ojos y ver que aún le quería, y que él la correspondía. Pero ella no podía más, y sabía que él tampoco. Héctor se percató del motivo del frío de las manos de Marta, y se levantó camino de la puerta, desde donde la miró por un segundo. Héctor vio la última lágrima de Marta. Marta vio la primera lágrima de Héctor.
Yo nunca les he vuelto a ver por el Hawaii.
play: "cita en hawaii", de La Modé, en versión de La Habitación Roja
2 comentarios:
no sé... yo apuesto a que en el techo del hawaii hay un par de ventiladores que están enganchados por una cinta... aunque no tenga mucho sentido para la mayoría...
Un saludo.
M.
me gustan tanto tus postales...
esta me sabe a verde y agua, gracias; realmente, y sin lugar a dudas, veo lo que cuentas, y eso te hace excepcional
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