“[…]Hacíamos el amor como dos músicos que se juntan para tocar sonatas[…] Era así. El piano iba por su lado, y el violín por el suyo, y de eso salía la sonata, pero ya ves, en el fondo, no nos encontrábamos. Me di cuenta enseguida, pero las sonatas eran tan hermosas […]”
J. Cortázar (Rayela, cap. 20)
Salimos aquella noche en busca de dos mujeres a las que darnos durante 15 minutos, con las que engañar nuestra soledad. Cuatro horas más tarde, Santos volvía a casa, y yo me encaminaba a la tuya; una vez más. Y una vez más, me abriste; a pesar de ser las 3 de la mañana, y de sacarte de la cama.
Desde el umbral de tu puerta, mis ojos brillantes se clavaron en los tuyos. En silencio, me tomaste del brazo, y me llevaste para dentro, hacia a ti. Me abrazaste, me colmaste de besos, me desnudaste entre caricias, y me llevaste a tu cama.
Hacíamos el amor entre sudor y respiraciones entrecortadas, aplicándome en cada caricia, buscaba regalarte mi dolor, entregarte mi miseria y mi debilidad. Pero no lo conseguí. Me di cuenta, quizá demasiado tarde, cuando tu cuerpo agotado cayó sobre el mío, que no te encontré.
10 comentarios:
Cuando la música no tiene silencios, el usar y tirar de las corcheas acaban por perder lo que buscabas. Si no lo encuentras... quizás es que se acabaron los tiempos en blanco.
Tener a alguien a partir de los umbrales de madrugada es algo difícil, es más sencillo con las primeras notas de la mañana, cuando aún no se han despertado las malicias.
Increible, que arte tienes pa escribir y expresar sentimientos. Sigue así campeón
y me preguntabas si abundaban tanto...
bueeeeeno... xD
deben de ser las hormonas, o la primavera, o qué sé yo
pero de todas formas, siguen siendo igual de buenos
you know :P
los corazones están cerrados por reformas
las composiciones musicales no siempre resultan sonar como se espera... probablemente porque el don se haya esfumado... o porque el método y el músico no son compatibles.
Quizás deberías cambiar las notas...
Como un fantasma, como mujeres sin rostro, psicodélicas, dando vueltas...
Si, yo sé...
Y es que a veces te cansas de recibir a las tres de la mañana al mismo de siempre que busca en tus pechos y en tus caderas algo que nunca va a encontrar, porque está perdido allá en el norte y no quiere bajar.
Sólo quiere verse reflejado en tus ojos y en tus abrazos de descargas eléctricas para sentirse vivo.
Pero tú ya estás cansada, y es tarde....
nadie encuentra lo que busca...y uno no siempre busca donde debería...
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