celos

Antes, al principio, era parte del juego. Bebíamos, reíamos y nos besábamos con ganas. Salíamos y yo abrazaba a todo el mundo. Él se enfadaba un poco, pero yo le volvía a abrazar y a besar, y todo se arreglaba.

Después, no hace mucho, ya no era tan gracioso. Él se enfadaba mucho, y siempre decía que era por otra cosa, pero ya sabía que eran sus celos; sus malditos celos. Entonces discutíamos y nos gritábamos. Nos hacíamos daño. Pero entonces él me susurraba que me quería, y eso era tan lindo, que todo se arreglaba.

Hace unos días, volvimos a discutir por lo mismo de siempre. Habíamos bebido y gritamos mucho. Nos insultamos. Me llamó zorra, y puta y más cosas. Yo le contesté. Le llamé cabrón, y cerdo, y más cosas. Entonces lo hizo. Me pegó. Sólo una vez; pero fuerte. Me hizo daño. Mucho. Pero nada comparable a todo lo que su golpe me rompió por dentro. Luego se echó a llorar, casi al segundo de hacerlo, me dijo que lo sentía; que me quería mucho. Y yo…yo le quiero. Mucho. Pero, ahora, tengo miedo. Miedo de él. De que vuelva a hacerlo. Aún así, le he perdonado.

Ayer; anoche, volvió a pasar. Hace tiempo que es habitual, pero, anoche, fue peor. Me golpeó sin parar. Parecía haberse vuelto loco. Me machacó. Me hizo más daño del que nunca me había hecho. Me destrozó por dentro igual que lo hacía por fuera, o quizá más. Y yo no puedo. No puedo más. No puedo querer a alguien así. Ya no. Ya no aguanto. Ya no más. No me volverá a pasar. Juro, que no me volverá a pasar.

Hoy; esta mañana, no he sido capaz de despertar.