jueves, diciembre 14, 2006

la esquina de la mesa

ahí, quedaron olvidados todos sus sueños de joven inventor, todos sus intentos con piezas de mecano, todas sus ilusiones de hacer algo nuevo, grande, sorprendente...

hoy solo es el aparejador de un ayuntamiento cualquiera, y únicamente se dedica a revisar las travesuras de otros, esas que, por miedo a la mediocridad, nunca se atrevió a hacer...

13 comentarios:

Elendaewen dijo...

Como el relato de los 3 hermanos y la herencia del padre... uno compra una gallina y los huevos le dan beneficios, otro presta y le devuelven con intereses, y el tercerlo, por haberlo guardado para no fracasar y perderlo, se queda con eso mismo, nada más...

Shh... dijo...

que siga soñando...

Elena -sin h- dijo...

Que miedo me da reconocerme algún día e estas palabras...

Nidesca dijo...

miedo: el enemigo de tantos.

besos

marta. dijo...

"adivinos sin destino..camareros que soñaron ser astronauta de niños..."

gracias por pasarte :*

Bibián dijo...

Me he enterado de tu rodilla. Si resulta grave, siempre puedes hallar alguna patente extraviada en la burocracia que te saque del problema.
Un besito sana-sana!

Vgrant dijo...

Diría que hay que echarle valor a las cosas, pero eso sería un poco hipócrita por parte de un experto cobarde como yo.

En cualquier caso, ánimo con tu rodilla. Nos vemos estos días y ya me cuentas.

Un abrazo de vuelta a casa

Anónimo dijo...

si bueno.. muy buen texto aunq me quedé pensando un rato en plan... si, muchos nos quedamos en el intento..o nse..

como me cuesta explicarme.. en fin, besitos

m

Anónimo dijo...

ahora tienes un nuevo año entero por delante para inventar y q el miedo a equivocarse no sea un problema :-)

feliz año

espiralproscrita dijo...

y como dijo alguien:
"me he convertido en todo aquello de lo que renegaba hacía 20 años..."
ojalá no suceda.
ojalá...

Shh... dijo...

feliz año, niño...
muac!!

ninon dijo...

Otra vez esa pesadilla... a veces le ocurría eso: soñaba que no lo había conseguido. Pero no era grave, en el desayuno ya se le había olvidado. Probablemente eran los nervios.
Es que resulta, que ese día, era el concurso, y su último invento era uno de los finalistas (se había pasado meses en el taller jugando y probando con piezas grandes, minúsculas... con tornillos, con cables...).
Y por fin era el gran día, que nervios, que ganas...

Anónimo dijo...

estaré encantada de pasarme por tu myspace a ver qué me encuentro por allí.


m.