Si algo aprendí en el patio del colegio, fue a no llorar. A tragarme las ganas de cada lágrima hasta hacerlas desaparecer, hasta anularlas. Hacer bajar ese nudo de la garganta al estómago y que se atascara en mi pecho. Me angustiaré, me ahogaré, me doldrá más que cualquier otra cosa, y aumentará el dolor de lo causado, pero no lloraré. Porque en el patio del colegio, ese ensayo del mundo real donde pisotear o ser pisoteado es lo más habitual, me enseñaron que la debilidad se basa en expresar lo que sientes. Y que puedes hacer lo que quieras, todo lo que en casa siempre te dijeron que está mal (esto se ha de hacer especialmente en el patio del colegio) menos llorar. Porque el que llora se condena a ser pisoteado y ridiculizado.
Quizá por eso no añore la infancia, porque aún me duele el pecho cada vez que algo me hace daño; porque sigo sin ser capaz de llorar.
7 comentarios:
Pues si quieres yo puedo enseñarte a llorar...
pq aveces me canso de tanto hacerlo... lloro por todo... por cosas absrudas.. quizas sea un problema.
p.d una anecdota... llore cuando atropellaron a brandon el perro de punky bruster muy fuerte
pues yo no me canso de hacerlo,y en cantidad...
besos
Un día te desbordarán las lágrimas, y odiarás no poder contenerlas.
Saludos.
Ese ensayo del mundo que es el patio... cuanto tiempo sin pasarme por este blog tan auténtico.
Un abrazo
por fin consigo poner un comentario!!!
muy bueno el post, define perfectamente lo que tantos hemos sentido más de una vez y más de dos.
cambié de nombre, no de lugar
www.jeroglificoenlaespalda.blogspot.com
besos
yo me olvidé de llorar tras los muros de esa pequeña cárcel... después quise llorar y no podía arrancar una sola gota.
Siento la ausencia.
besos desde el medio norte, que será norte en 10 días
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