viernes, febrero 05, 2010

como nubes a mi té

Le dolía la cabeza. Quizá también la vida. Pero la cabeza, seguro. Le dolía la cabeza y le dolía más si le daba más vueltas; pero aquello no era como su taza de té, que a base de darle vueltas se endulzaba y dejaba de quemar. Aquello quemaba le diera las vueltas que le diera. Y no, no había forma humana de endulzarlo.

Volvió a mirar el sobre con tristeza, y, acto seguido, el reloj, pensando que era tarde para no haber llegado ya, y pronto para encontrar una respuesta.

6 comentarios:

jesus dijo...

me gusta mucho; especialmente la última frase.

Kasuki (presidenta de tu fan club) dijo...

nunca dejas de sorprender.

ANNE :) dijo...

aww que tierno :)
tarde para no haber llegado ya, y pronto para encontrar una respuesta ... suele suceder
y que cosas le cruzaran por la cabeza?
a saber
aniestra, saludos

kay dijo...

sólo maga es capaz de crear estos bucles tan tristes como algodón de azúcar. vamos a vernos un día, verdad? besos desde el norte del centro, primo

Ferni V L dijo...

que bonito...como siempre....

Unknown dijo...

A veces es mejor no pensar. Aceptar las cosas como son, sin azúcar, disfrutando de lo amargo.
Para todo lo demás, nos volveremos belgas...