martes, mayo 23, 2006

el largo adiós

“¿Qué te pasa?”, preguntaste al notar mi mejilla mojada sobre tu hombro desnudo. “Dime, ¿por qué lloras?, ¿estás bien?”. El miedo empezaba a abrir tus ojos de par en par, esos que hace tan sólo unos minutos estaban cerrados mientras dormías plácida; y tu sonrisa, esa que nada había sido capaz de borrar en los últimos días, se deshacía en un rictus serio y grave.

Hacía seis días que habías llegado, cuatro noches que te había convencido para que dejaras tu hostal y vinieras a mi casa, y tan solo un par de horas que habíamos hecho el amor. Todo era más lindo de lo que tan siquiera había imaginado, por eso rompí a llorar.

Desististe de volver a preguntar, dado que mi única respuesta era silencio y agua entre los párpados. Con suaves caricias envolviste mi cabeza con tus manos, hundiendo tus dedos en mi pelo, y secaste las lágrimas con el dorso de tu otra mano, apretándome levemente sobre tu pecho.

Pensé que escuchar tus latidos me tranquilizaría, me haría sentir que estabas ahí, de verdad. Y así lo sentí, tanto que, lejos de tranquilizarme, esa sensación de realidad, aumentó el vértigo, y tuve que agarrarme fuerte a ti para que la habitación dejara de girar.

Quise pedirte que te quedases. Que no volvieras a tu casa, a tu vida, dentro de unas horas. Pero ese tipo de cosas, al igual que los abrazos o los tequieros, no se pueden pedir.

Como si en ese instante mi cuerpo, atenazado por el pánico, cobarde y tiritón, te susurrara al oído, igual que antes hicieran mis labios para decirte cosas lindas mientras me agarraba a tu cintura y me pagaba a tu espalda como si no hubiera mañana, todos mis miedos, besaste mi frente, y me dijiste, con la mirada fija en el techo, y dejando escapar un poco de agua de entre tus párpados, “yo tampoco quiero marchar…”

Entre lágrimas nos besamos con pasión y urgencia, dándonos esos besos que nacen de los labios sinceros; entre lágrimas, hicimos el amor temblando, entre jadeos y escalofríos, encontrándonos piel con piel en cada descarga de deseo; entregándonos nuestros miedos y nuestros secretos en ese lenguaje que sólo entienden dos cuerpos que se aman aterrorizados. Entre lágrimas, y en silencio, prometimos no volver a vernos.

16 comentarios:

eliwho dijo...

Hay cosas que no se dicen y mueren en los corazones. es triste,yo no podría decir adiós a las cosas que me hacen feliz...aunque ellas realmente no supiera si existen de verdad...
gracias por alimentarme a sonrisas! MuAKS campeón!
x cierto: PRIMErrrrrrrrrrrr!!!!!!!!!

Shh... dijo...

Siempre me alcanzas pqueno, siempre. Una historia maravillosa... dulce, dulce, dulce. De esas que darías todo por sentir.
Muchos besos y gracias niño por estos regalos!

Elendaewen dijo...

"No volver a vernos" No... me parece que será una promesa fácil de romper y agradable de olvidar.
Aún así, maldita sea la misma...

Saludos.

Patricia Casalderrey dijo...

se apagan las últimas luces... y acaba la función

Anónimo dijo...

Decir adiós siempre es duro y amargo.
Aun tenemos una conversación a medias... ya la terminaremos. Edel.

Nidesca dijo...

¡wao! qué hermoso y que fuerte.

no sé cómo le haces, pero las veces que te he leído me has dejado movida (¿será una virtud que tienes?) y es que a veces me es inevitable identificarme con tus textos.

abrazos

Nadie dijo...

Cualquier palabra que diga no hará sino destruir el encanto creado. Callo.

Un saludo.

Marta dijo...

Y por qué es tan complicado hacer que las cosas no acaben?
He aprendido a recordar poco lo que sólo va a ser eso, un bonito recuerdo... para no quitarle la magia que esconde.

el santo job dijo...

Gracias,
por conseguir llegar justo ahí, al fondo de mi estómago, y removerlo.Hacerme recordar, o sentir algo nuevo 8y eso es algo solo al alcance de pocos escritores). pero, sobre todo, gracias por hacerme recordar que un día decidí tomar decisiones que dolían.
Un abrazo!!

M dijo...

publicidad permitida, pondré un link cuando los actualice.

no ganas para blogs, eh? ;-)


al final se tuvo que ir, no? siempre se encuentra uno con buenas cosas mal dispuestas...

un saludo.

Nagore dijo...

Un blog genial.

Un besote y mucho ánimo!

Pd: el post me a parecido muy muy pero que muy bonito! Si es que e de admitir que se me han puesto los pelillos de punta cuando e acabado de leerte!;D!

Nagore dijo...
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yomismo dijo...

Quema de tanta dulzura que desprende este post, qué bonito, de verdad, pqueno.
Muchos abrazos

Rutxi dijo...

Qué dolor de estómago, porque me he visto ahí, he recordado tanto, me duele tanto recordar...

Ferni V L dijo...

ohh XD esto ya es insoportable, no puedo seguir leyendo. Por mi condición de gran romántico y soñador, uno de los pocos que quedan, no puedo seguir leyendo sobre estas líneas. Siempre es lo mismo, historias preciosas, cargadas de sentimiento, amor desgarrador por todos lados, historias de pasiones locas pasiones, pero para que, además del romántico estoy descubriendo el dramaurgo que hay enti porque siempre todo es bello precioso, apasionante sensual, pero siempre y en decimas de segundo todo acaba mal. Al leer tus palabras, me inclino porque eres una de esas personas a las que el amor, le pasa todos los días por la puerta, de esas perosonas que tienen siempre alguien que le quiera, esperandole, que solo tiene que mover un dedo y ya tiene alguien a su alrededor, pero ala vez intuyo que por unas cosas u otras, el amor está siendo injusto contigo, porque eres una persona, que por lo que creo en el amor lo das todo y en la mayoría de las ocasiones, tarde o temprano, no recibes lo mismo a cambio. Ojalá tengas suerte. Dejame decirte una cosa, día adía tienes el amor en tu vida, aunque no sea el amor verdadero, o la respuesta que esperabas. Aprovecha lo que tienes, porque tienes la suerte de poder elegir. Otros en cambio solo pensamos, que cuando llegue el amor, sea el verdadero, el definitivo, por el miedo a que si llega la ocasión, pase de largo y no pueda volver a repetirse. Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero sinceramente querido amigo te deseo lo mejor ¡Suerte!

Anónimo dijo...

debemos aceptar las cosas como se nos presentan?
-NO! tenemos la "obligación" de ser felices mientras nos sea posible, por tanto nunca digas "adiós", utiliza siempre un "hasta la próxima", no sabes hasta que puno pueden cambiar las cosas. No cierres puertas, abrelas y invita a la gente a entrar.
-no me gusta pensar que todo esta decidido, la vida puede cambiar en segundos de una direccion a otra, aprovecha cuando gire a tu favor y cuando vaya mal, no lo heches todo a rodar, avanza y busca lo positivo; sólo así lograrás la felicidad.