Podría volver.
Podría dibujar mariposas en el reverso de tus manos para ver y comprobar si pudieras echar a volar, o ver que yo no tengo magia en las manos, por mucho que sirvan para calentar las tuyas, nunca lograron sanar.
Podríamos volver al piso.
Podríamos ahorrarnos las palabras y cafés, y volver a atravesar el umbral de aquella puerta desconchada, abandonar la ropa en el suelo del pasillo y zambullirnos desnudos entre las sábanas; y olvidar los reproches a golpe de cadera.
Podría ser un canguro.
Podría pasar de todo, volar a Sydney, no porque sea un lugar que me atraiga o conozca, sino porque no se me ocurre ningún sitio más lejano, y, a veces, me gusta pensar y engañarme y refugiarme en la distancia, como si así pudiera olvidarte.
2 comentarios:
:D ahorrarnos los cafes a lo que vas , me gusta.
Si medio mundo de distancia fuera suficiente...
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