A veces me encuentro por la calle con alguno de esos ancianos que caminan con pasos cortos, con hombros cargados y las manos, temblorosas y un poco sudorosas, en los bolsillos, siempre muy abrigados y asustados. Me pregunto si sus pasos y los míos irán al mismo lugar. Me aturde la idea, y siempre acabo acelarando mi paso y dejando atrás a ese anciano, abrigado y temeroso, con sus manos temblorosas en los bolsillos y los hombros cargados, que caminan con pasos cortos, porque el médico les manda pasear para la tensión; que caminan asustados y aturdidos de todo lo que ha cambiado todo lo que les rodea.
Luego, cuando ya me pierdo de su vista, y encuentro la mía reflejada en el cristal de un escaparate cualquiera, siempre encuentro su temor anidado en mis ojos, ese temor de anciano cansado, de abrigo largo, de hombros cargados y manos temblorosas en los bolsillos, de pasos cortos.
1 comentario:
"El hombre teme al tiempo, pero el tiempo teme a las pirámides"
Es una frase bonita como dijiste, que además se relaciona con lo que has escrito. Por eso la pongo aquí, para que los demás, acostumbrados a leer cosas bonitas aquí, puedan disfrutar con este dicho musulmán.
Un besito
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