Palpita siempre. Ella siempre palpita. Incluso, cuando algo la entristece tanto que se le para uno de sus corazones, ella sigue palpitando.
Baila siempre. Baila cuando Pau toca la guitarra. Ella siempre baila. Incluso, cuando Pau ya hace tiempo que se ha ido, y no hay música y la luz del sol invade las calles.
Canta siempre. Canta cuando está en la ducha. Ella siempre canta. Canta cuando sale corriendo por las calles. Canta hasta que deja sordo a todo aquel que se atreva a escucharlo.
Palpita siempre. Ella siempre palpita. Sus siete corazones, esos que ensordecen a golpes cuando ella canta y baila por calles invadidas por rayos de sol. Ella siempre creyó a Natalia cuando la dijo que nunca se podría enamorar.
Y sus corazones golpean ahora al unísono, llamando a gritos a alguien con siete corazones para poderse enamorar. Y, así, dejar de echar de menos.
2 comentarios:
Ojalá tuviera siete corazones... Cuando uno se rompiera, quedarían otros seis.
:)
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